¿Quién dijo que se acabaría rápido?
Ángel Irra Carceda
Insisto: no es enchílame otra.
Lo cito por esos desmemoriados.
Guerrero continúa inmerso en un clima de violencia que lamentamos todos, o casi todos, porque algunos oportunistas en el entorno político, principalmente, aprovechan para llevar agua a su molino.
En este maremágnum de información sobre sucesos de sangre, algunos agazapados aprovechan para lanzar su veneno, producto de sus frustraciones, de sus ambiciones aún no satisfechas con el gobernante en turno.
Se olvidan, lo cito por enésima ocasión, que a nuestro querido estado de Guerrero le empezaron a dar en la madre desde el 2005.
Antes de eso, si la memoria no me falla, nada de esto que ahora padecemos ocurría en Guerrero. Si me equivoco, por favor, corrección de su parte, estimados lectores.
Qué curioso. Desde mediados del 2005 a poco antes del 2015, Guerrero estaba convertido en tierra de nadie.
La narcoviolencia nos invadió. Fue le herencia que dejaron. ¿O ya la olvidaron?
Y Ahora, que este jodido fenómeno persiste, se lanzan como perros en jauría a devorar a gobernantes en turno.
A nivel estatal unos atacan al gobernador priista. En Acapulco, otros al alcalde perredista. Cada quien, con el propósito de llevar agua a su molino. Oportunistas, pues.
Se la pasan acusando, criticando a los actuales gobernantes de lo que acontece. Pero son cuidadosos en no mencionar –y menos a acusar- a quienes lo generaron.
Pero en lo que sí estoy de acuerdo, es en algunas desafortunadas posiciones del vocero del Grupo de Coordinación Guerrero.
Debiera analizar con sumo cuidado su línea discursiva. Lo cito de buena fe.
El horno no está para bollos.
Ah, y en otros estados del país las cosas están peores. Pero aquí, los frustrados, seguirán abonando al desprestigio de las autoridades, a las que aún no han sometido a sus caprichos. (angelirracarceda@hotmail.com)
