Sarcasmos 180

Tú que estudiaste aviación, hijo, vete volando por las tortillas porque ya vamos a comer. / El verdadero amor de mi vida puede ser una sirena noruega, ¿y yo aquí sufriendo por una artesanía olmeca? / El sentido común es como el desodorante: las personas que más lo necesitan son las que menos lo utilizan. / Los gobiernos siempre se benefician de las crisis que ellos mismos provocan. Primero te rompen la pierna, luego te prestan unas muletas y te dicen: “¿Ya ves como sin mí no podrías caminar?”



VENDEDOR EXPERTO

Juan Joaquín (Juancho para sus amigos) era una persona de mucho éxito en su carrera, no tenía problemas económicos y era muy querido por sus amigos. Sin embargo, empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza; ligeros al principio, pero que fueron aumentando de intensidad hasta llegar a ser insoportables.



Cuando su salud, su trabajo y su vida amorosa empezaron a ser afectados por este problema, Juancho se decidió a consultar con un médico. El especialista lo examina, realiza varios análisis, le manda hacerse radiografías, exámenes de sangre, de heces, de orina, y por fin le dice:



“Le tengo una noticia buena y una mala. La buena es que puedo curarle sus dolores de cabeza. La mala es que para hacerlo tendré que castrarlo. Usted sufre una rara condición en la que sus testículos oprimen la base de su columna vertebral, y eso es lo que le causa dolores de cabeza. La única manera de remediarlo es extirpar sus testículos.”



Juancho queda sorprendido y deprimido. Pero sus jaquecas empeoraban día con día, y preso de la desesperación decide finalmente someterse a la operación. Al salir del hospital, el dolor de cabeza había desaparecido por completo, pero él se sentía abatido y desanimado, como si le faltara una parte de sí mismo (obviamente).



Caminando por un parque, se pone a reflexionar, y decide que, puesto que se sentía como una nueva persona, empezaría su vida de nuevo, disfrutándola a cada momento. Animado, pasa frente a una sastrería.



“Eso es lo que necesito”, se dice. “Para empezar, un traje nuevo.”



Así que entra en la tienda y le dice al vendedor que quería un traje nuevo.



El vendedor lo observa por un momento y dice: “Muy bien, talla 44.” “¡Exacto! ¿Cómo lo supo?” “Es mi trabajo”, repone el vendedor.



Juancho se prueba el traje, y le queda perfectamente. Mientras se observa en el espejo, el vendedor le pregunta: “¿Qué le parece una camisa nueva?” Juancho lo piensa por un momento y responde: “¿Por qué no?”



“Veamos, usted ha de ser un 34 de mangas y dieciséis de cuello.” “¡Asombroso! ¿Cómo lo supo?” “Es mi trabajo”, repite el vendedor. Juancho se prueba la camisa, que le queda perfectamente.



Mientras se ve en el espejo, el vendedor le dice: “¿Y cómo ves unos zapatos nuevos?” Juancho estaba cada vez más animado. “Por supuesto”, dice. El vendedor echa un vistazo a los pies de Juancho. “Usted ha de calzar ocho y medio.” Juancho estaba cada vez más asombrado. “¡Exacto! ¿Cómo lo supo?” “Es mi trabajo”, responde otra vez el vendedor.



Mientras Juancho admiraba sus zapatos nuevos, el vendedor le pregunta: “¿Cómo la ve si de una vez le vendo unos calzoncillos importados que están de lujo?” Juancho piensa por un segundo la tremenda operación que acababa de sufrir y dice: “Pues bueno, total.”



“Muy bien, usted debe de ser calzoncillo talla treinta y seis; Juancho se ríe: “No, mi amigo, ahí sí se equivoca. He usado talla treinta y cuatro desde los dieciocho años.” El vendedor frunce el ceño y niega con la cabeza:



“No es posible que use treinta y cuatro. El calzoncillo estaría demasiado apretado, le presionaría los testículos contra la base de la columna y traería todo el día un espantoso dolorón de cabeza.”



OOOOOOMMMMMM
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas. Cada día somos más. Entre todos estamos creando un mundo más armónico, pacífico y generoso.



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